Honduras tiene un gran potencial de inversión, con amplios recursos productivos, una base industrial sólida, una agenda de reformas orientada al mercado, una ubicación estratégica con acceso a muchos mercados internacionales y una fuerza laboral en crecimiento. Una variedad de microclimas a lo largo de sus fértiles llanuras produce diversos productos agrícolas, mientras que los lagos limpios y los recursos costeros con zonas de pesca en dos océanos han convertido a Honduras en el mayor exportador mundial de tilapia y el segundo exportador de camarones de América Latina. Un creciente sector manufacturero aporta cerca del 20 por ciento del producto interno bruto (PIB), y la producción industrial continúa diversificándose, respaldada por la creación de zonas de libre comercio y de procesamiento de exportaciones, políticas de liberalización comercial y otras reformas orientadas al mercado, y el Tratado de Libre Comercio entre los países centroamericanos y los Estados Unidos. Además, la ubicación estratégica de Honduras y el puerto de aguas profundas en la costa norte ofrecen un acceso conveniente a la costa este de los EE. UU. y el Caribe. La población joven y en crecimiento está generando un dividendo demográfico, que presenta nuevas oportunidades para el crecimiento económico y la diversificación, especialmente en los sectores de servicios como la tercerización de procesos comerciales (BPO) y en el desarrollo de servicios financieros digitales (DFS).
La rica dotación de recursos de Honduras y la mejora del clima empresarial han atraído niveles crecientes de inversión privada, y el país logró la segunda relación comercio-PIB más alta de la región de América Latina y el Caribe previo a la pandemia de COVID-19. La inversión extranjera directa neta (IED) en Honduras ha promediado 5.6 por ciento del PIB durante los últimos 20 años, muy por encima del promedio regional de 3.2 por ciento. Las entradas de IED se concentran en los sectores manufactureros y de telecomunicaciones. Los flujos comerciales promediaron el 117 por ciento del PIB desde 2000, casi tres veces el promedio regional del 43 por ciento. Sin embargo, el crecimiento del comercio y la inversión se desaceleró en los últimos años, lo que provocó la necesidad de que el gobierno aumente la eficacia en la facilitación del comercio, creando así un círculo virtuoso que fomenta una mayor inversión.